sábado, 29 de junio de 2013

Decididos a todo... caminamos hacia Dios, abrazando el HOY...

Comentario EvDH 
Lc 9, 51-62 

El evangelio pareciera decir algo de Jesús que ya sabemos. Lo hemos oído cientos de veces durante la celebración de la Pascua. Jesús va camino hacia su Pascua.

"Como ya se acercaba el tiempo en que sería llevado al cielo, Jesús emprendió resueltamente el camino a Jerusalén."

Éste domingo, Lucas, comienza con un dato que podríamos interpretar como novedoso. Parece querer decirnos que Jesús abraza su cruz aún antes de que ella esté sobre sus hombros. Abraza lo que -ya sabe- está por venir. La Voluntad de su Padre es que Él salve al mundo y le reconcilie con Dios, y para ello debe ser crucificado, morir y resucitar al tercer día. Pero para Jesús es más que sólo el designio de su Padre. Hace suyo ese deseo de Dios y lo abraza y -dice Lucas- emprende su camino "resueltamente" hacia Jerusalén.

Va camino hacia el culmen de su vida, va a crucificar su humanidad para salvar la nuestra. Nadie más que él lo sabe con certeza. Los discípulos lo han escuchado hablar de éste momento, pero muy probablemente, sus amigos se niegan a creer que ello pueda ocurrir. Aún así Jesús sabe que se enfrenta "al momento más sublime y doloroso" de su vida. 
Sin embargo no deja de preparar los corazones de los discípulos llevándolo con Él. Este Maestro es tan delicado y atento, y ama de una manera tan radical, que aún cuando él mismo está camino a su cruz, piensa en sus amigos.  Todo el camino que recorren, es un camino de preparación para éstos pequeños hombres que son débiles y frágiles pero que aún así aman entrañablemente a su Maestro, puedan prepararse para el acontecimiento central de la vida de Cristo. Él lo sabe, por eso camina con ellos, y hace gestos y dice palabras que les ayuden a prepararse. 

Aparecen hombres buenos, quizás deslumbrados por la vida y el mensaje de éste "Hombre de Dios", y expresan que desean seguirle. Alguno se ofrece, otros son invitados. Sin embargo, ninguno de ellos se suma a la comunidad. 
¿Por qué?
Sencillamente porque ninguno acepta la cruz.  Quieren seguir al Señor, pero soslayando la dimensión de renuncia que tiene el seguimiento.



"Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre"... "Te seguiré, Señor, pero antes déjame despedirme de mi familia"... 

¿No son éstos acaso motivos válidos para todo ser humano bien nacido y bien educado..? ¿No nos suena violento el hecho de que Jesús exija una decisión tan radical, aún implicando ello darle la espalda a nuestros afectos primarios? 
Todo camino de seguimiento del Señor -tal como concebimos al cristianismo- es un éxodo permanente. Debemos caminar "sin prisa pero sin pausa" abandonando nuestras seguridades, por buenas que ellas sean. Incluso, aún cuando fueran santas seguridades... 
Despojados de toda seguridad y previsión, caminar libres HOY, haciendo que nuestra única seguridad sea Dios.
Impresionan la crudeza de las palabras de Jesús. Pero ¿no impresiona más aún caer en la cuenta de que el Señor dice todo esto, consciente de que camina hacia el momento más trágico y brutal que una persona puede vivir..? 
Aquí caemos en la cuenta que sus palabras tienen otro peso. No hay metáforas. Hay realidad, cruda y bruta. 
El Señor aclara cómo es su seguimiento... La cruz es parte del camino, y quien quiera evitarla, no está a la altura de la circunstancia y aún no ha comprendido qué es ser cristiano. O sencillamente no lo quiere ni lo acepta. 

La cruz no es primariamente sufrimiento o dolor. Es renuncia, negación a uno mismo. Es entrega desinteresada y radical a los demás. No estigmaticemos el sufrimiento, victimizándonos como si los cristianos fuéramos los que más sufrimos, o como si -peor aún- Jesús nos pidiera disposición a sufrir lo que nadie desea sufrir. Esto es posible como una gracia especialísima de Dios para algunos elegidos a quienes desea unirse de ese modo. Sin embargo, para el resto de los mortales abrazar la cruz es una decisión de vida cada día: vivir mi propia vida en clave de entrega a los demás, independientemente de que la valoren o no. Dar la vida es darla, no condicionarla a quién la reciba. Y este seguimiento al que el Señor nos invita, es para hacerlo HOY.  El único tiempo que Dios conoce es el presente. Un aquí-y-ahora centrados y empeñados en abrirnos al Amor de Dios que nos llama y nos invita a vivir nuestra vida en clave de entrega. Allí está la cruz. Renunciar a vivir sufriendo por el pasado que nos duele, o ilusionados por el futuro que ha de venir...¡NO! Seguir a Cristo hoy, es el desafío de vivir cristianamente.

Finalmente el Evangelio de este domingo nos regala dos semblanzas. 
Cada una de ellas, muestra un tipo distinto de discipulado. 
Los que lo siguen (apasionados, más o menos inconscientes, decididos, limitados y hasta un poco engreídos quizás) y aquellos que desean de corazón seguirle, pero que aún están tan centrados en sí mismos, que necesitan tiempo para mejorar su situación y su vida, o terminar de ordenarla, y recién allí seguirle. 
Los primeros son pecadores, pero caminan con decisión porque han podido dar el salto de Fe y mirar a Dios -y no confiar en sus propias fuerzas ni desconfiar de sus pecados del que son conscientes-, y así sólo confiar en Él.
Los segundos deben haber sido hombres honestos y buenos, pero en definitiva temerosos y egocéntricos. No pudieron ver más que sus necesidades

"Dios no llama a los capaces, sino que capacita a los que llama" profería una mujer de Dios.... 
¡Y cuánta verdad en estas palabras...!

Reconozcámonos como lo que somos: pecadores, frágiles y pobres necesitados de la Gracia de Dios. Pero así y todo, hombres y mujeres de fe, decididos a caminar en docilidad al Espíritu Santo para abrazar -como Jesús- el Designio de Dios para nuestras vidas, "crucificándonos" cada día a través de la entrega sincera, desinteresada, en el servicio a los que más nos necesitan, perdonando, y  dándonos sin pensar en lo frágiles que somos (aunque ésta sea una realidad que nos golpea).

martes, 25 de junio de 2013

Comentario EvDH (Fr. Wilson D. Ossa ocd)

POR EL CAMINO ESTRECHO

“Cuán estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida y son pocos los que lo encuentran” (Mt7)

“Este es el camino de los que confían en sí mismos, el destino de los hombres satisfechos, son llevados al abismo como un rebaño cuyo pastor es la muerte…porque el hombre no perdura en el lujo y al igual que los animales muere” (sal 48). El camino que conduce a la salvación es estrecho porque lo que nos salva es la fe en el amor de Dios revelado gratuitamente en Cristo Jesús. La experiencia de este amor supone un abandono completo en la misericordia divina, entre más desvalida el alma, entre menos apoyada en sí, en otros, o en algo, más aferrada a lo que Dios le da en cada instante: su bendición, su vida, la prosperidad.

El camino de la salvación es estrecho porque supone un no apoyarse en ninguna experiencia de bienes materiales o espirituales para poderse unir a Dios en su Espíritu, sentirse sostenido por su brazo. Casi toda nuestra experiencia cristiana ha sido comprobar como, por amor, el Señor nos va despojando de lo sensible y espiritual hasta quedar abandonados en el poderoso amor del Padre. El abandono y el agradecimiento es lo que puede ofrecer a su Dios la criatura, sin fe es imposible agradarle al Señor y con ella obtendrá todo cuanto le pida.

Santa Laura Montoya gozaba de abandonarse confiada en las manos del Señor y era esa confianza absoluta la que le obtenía milagros extraordinarios como la resurrección de los muertos, la liberación de las plagas. Confianza absoluta, herencia de María para su hijos llamados y escogidos, pequeños y humildes con ella, como ella, abandonados en las manos de Dios “ Cuando diré lo que siento de la confianza amorosa? Es almohada en la que descanso tranquila, es barca en la que me libro de las borrascas de la vida, es el ala que me cubre, es en fin, la atmósfera que me envuelve, es como la misma mano de Dios que me sostiene, es la compañera inseparable de la oración, sin la cual, esta reina nada puede”.

Pero este tesoro que se descubre, el reino de Dios habitando en el alma del que ha vendido todas las perlas por aquella de inigualable valor, no puede ser recibido sino por el alma humilde, de lo contrario la doctrina y el ejemplo son destrozados, aquí se pide el discernimiento de cuándo y a quién entregar este tesoro, almas dispuestas. No es de extrañar que en medio de las situaciones más difíciles de la vida, la ruina económica, la separación de los seres que amamos, la enfermedad, se nos esté regalando la oportunidad de finalmente entregarnos al Señor con fe, de retomar el camino que nos conduce a la salvación.



jueves, 13 de junio de 2013

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO EN LA AUDIENCIA 11/06

HERMOSISIMA CATEQUESIS SOBRE LA IGLESIA COMO PUEBLO DE DIOS...

"QUE LA IGLESIA SEA UN LUGAR DE LA MISERICORDIA Y DE LA ESPERANZA DE DIOS, DONDE TODO EL MUNDO PUEDA SENTIRSE ACOGIDO, AMADO, PERDONADO Y ALENTADO A VIVIR SEGÚN LA VIDA BUENA DEL EVANGELIO”.


<<Queridos hermanos y hermanas ¡Buenos días!

Hoy voy a referirme brevemente sobre otro de los términos con los que el Concilio Vaticano II definió a la Iglesia, el de "Pueblo de Dios" (cf. Constitución dogmática Lumen Gentium, 9, Catecismo de la Iglesia Católica, 782). Y lo hago con algunas preguntas acerca de las cuales todo el mundo pueda reflexionar. 1. ¿Qué quiere decir "Pueblo de Dios"? En primer lugar, significa que Dios no pertenece de manera propia a ningún pueblo; porque es Él quien nos llama, nos convoca, nos invita a ser parte de su pueblo, y esta invitación esta dirigida a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios "quiere la salvación para todos "(1 Tim 2:04). Jesús no dice a los Apóstoles y a nosotros que formemos un grupo exclusivo; un grupo de élite. Jesús dice: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (cf. Mt 28,19). San Pablo afirma que en el pueblo de Dios, en la Iglesia, "no hay ni judío ni griego... porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28).
Me gustaría decir a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes, a los que piensan que ya no pueden cambiar: ¡el Señor también te está llamando a ti a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor!, ¡El nos invita a hacer parte de este pueblo; pueblo de Dios!

2. ¿Cómo se convierte en miembro de este pueblo? No es a través del nacimiento físico, sino por medio de un nuevo nacimiento. En el Evangelio, Jesús dice a Nicodemo que hay que nacer de lo alto, del agua y del Espíritu para entrar en el Reino de Dios (cf. Juan 3:3-5). Es " a través del Bautismo que nosotros somos introducidos en este pueblo, a través de la fe en Cristo, don de Dios que debe ser alimentado y hecho crecer en toda nuestra vida. Preguntémonos: ¿cómo puedo hacer crecer la fe que he recibido del Bautismo?; ¿cómo hago crecer esta fe que yo he recibido y que el pueblo de Dios tiene?; ¿cómo hago para hacerla crecer?

3. ¿Cuál es la ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo, según el nuevo mandamiento que nos ha dejado el Señor (cf. Jn 13,34). Un amor, sin embargo, que no es sentimentalismo estéril o algo vago, sino que es el reconocer a Dios como único Señor de la vida y, al mismo tiempo, aceptar al otro como un verdadero hermano, superando divisiones, rivalidades, incomprensiones, egoísmos; las dos cosas van de la mano. ¡Cuánto camino todavía tenemos que recorrer para vivir de manera concreta esta nueva ley, la del Espíritu Santo que obra en nosotros, la de la caridad, la del amor!

Cuando vemos en el diario en la TV, tantas guerras entre cristianos, ¡como puede pasar esto! Dentro del pueblo de Dios ¡cuántas guerras! En el barrio, en el puesto de trabajo ¡cuántas guerras por envidias y celos! También en la misma familia, cuantas guerras internas. Pidamos al Señor que nos haga entender bien esta ley del amor. ¡Que bueno! ¡Que hermoso es amarse los unos a los otros como verdaderos hermanos!, ¡que hermoso es esto! Hagamos una cosa hoy: Quizá todos tenemos simpatías y antipatías. Quizá tantos de nosotros estamos enojados con alguno. Al menos digamos al Señor: Señor yo estoy enojado con este, con aquella. Yo te pido por este y por aquel. Rezar por aquel con el que estamos enojados es un hermoso paso en esta ley del amor. ¡Hagámoslo hoy!

4. ¿Qué misión tiene este pueblo? La de llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios: ser signo del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él; ser levadura que hace fermentar toda la masa, sal que da sabor y preserva de la corrupción, luz que ilumina. A nuestro alrededor, basta abrir un periódico, para ver que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa. Pero quisiera decir en voz alta, Dios es más fuerte. ¿Ustedes creen esto que Dios es más fuerte? Digámoslo juntos todos ¡Dios es más fuerte! ¡Todos! ¿Y saben por qué es más fuerte? Porque Él es el Señor. ¡Es el único Señor! Dios es más fuerte. ¡Bien! Quisiera agregar que la realidad a veces oscura signada por el mal puede cambiar. Si nosotros primero les llevamos la luz del Evangelio sobre todo con nuestra vida. Si en un estadio, pensemos aquí el Roma Olímpico o en ese de San Lorenzo en Buenos Aires, en una noche oscura una persona enciende una luz, apenas se entrevé, pero si los otros setenta mil espectadores encienden cada uno su propia luz, el estadio se ilumina. Hagamos que nuestra vida sea una luz de Cristo. Juntos llevaremos la luz del Evangelio a toda la realidad.

5. ¿Cuál es el objetivo de este pueblo? El fin es el Reino de Dios, iniciado sobre la tierra por Dios mismo, y que debe ampliarse hasta el cumplimiento, cuando aparecerá Cristo, vida nuestra (cf. Lumen Gentium, 9). El fin entonces es la plena comunión con el Señor, entrar en su misma vida divina, donde viviremos la alegría de su amor sin medida. ¡Aquella alegría plena!

Queridos hermanos y hermanas, ser Iglesia es ser pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre, quiere decir ser el fermento de Dios en esta nuestra humanidad, quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios en este mundo nuestro, que a menudo se pierde, necesitado de tener respuestas que alienten, que den esperanza, que den nuevo vigor en el camino. Que la Iglesia sea un lugar de la misericordia y de la esperanza de Dios, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio. Y para sentirse recibido, amado, perdonado, animado. La Iglesia debe tener las puertas abiertas para que todos puedan venir y nosotros debemos salir de esas puertas y anunciar el Evangelio. ¡Muchas Gracias!>>.

miércoles, 12 de junio de 2013

Encuentro del Papa con Religiosos de América Latina y el Caribe

Papa Francisco Dialoga como un Hermano más con la CLAR

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En un gesto sin precedentes, el Papa Francisco recibió y dialogó durante una hora con la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR). Conversaron ubicados en círculo, entre iguales, como era en las primeras Comunidades fundadas por Jesús...
En un ambiente de confianza y sencillez, Francisco instó a los líderes de la CLAR a que no tengan miedo de continuar llevando su misión a los límites y las fronteras... "¡Coraje! ¡Avanzad para nuevos horizontes! No tengan miedo de correr riesgos yendo a los pobres y los nuevos sujetos emergentes en el continente", señaló el Papa Bergoglio, quien al final del encuentro agradeció enfáticamente a la vida religiosa ser "señal y testimonio del Evangelio" en muchos lugares de América Latina y Caribe.
Ofrecemos a nuestros lectores -en exclusiva- esta breve síntesis de este histórico encuentro celebrado en la Santa Sede.
Audiencia con el Papa Francisco
CLAR, 06.06.13


·         Abran puertas… ¡abran puertas!

Se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa… Pero no se preocupenExpliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante… Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada …

·         (sobre su elección) No perdí la paz en ningún momento, ¿saben? Y eso no es mío, yo soy más de preocuparme, de ponerme nervioso… Pero no perdí la paz en ningún momento. Eso me confirma que esto es de Dios…

·         (al reflejarle la esperanza que nos han traído sus gestos de este tiempo, hace referencia a haberse quedado a vivir en Santa Marta) …estos gestos… no han venido de mí. No se me han ocurrido a mí. No es que yo trajera un plan, ni que me haya hecho uno en cuanto me eligieron. Lo hago porque sentí que era lo que el Señor quería. Pero estos gestos no son míos, hay Otro aquí… eso me da confianza

Yo venía con la ropa justa, la lavaba en la noche, y de repente esto… ¡Si yo no tenía ninguna posibilidad! En las apuestas de Londres estaba en el lugar 44, fíjense ustedes, ¡el que apostó por mí ganó muchísimo, claro…! Esto no viene de mí…

·         Hay que dar vuelta la tortilla. No es noticia que en Ottaviano muera un anciano de frío en la noche, o que haya tantos niños sin educación, o con hambre, pienso en la Argentina… En cambio, las principales bolsas del mundo suben o bajan 3 puntos y eso es un acontecimiento mundial. ¡hay que darlo vuelta! No puede ser. Las computadoras no están hechas a imagen y semejanza de Dios; son un instrumento, sí, pero no más. El dinero no es imagen y semejanza de Dios. Sólo la persona es imagen y semejanza de Dios. Hay que darlo vuelta. Ese es el evangelio.

·         Hay que ir a las causas, a las raíces. El aborto es malo, pero es que eso está claro. Pero qué hay detrás de aprobar esa ley, qué intereses están detrás… son a veces las condiciones que ponen los grandes grupos para apoyar con dinero, ¿saben ustedes? Hay que ir a las causas, no nos podemos quedar sólo en los síntomas. No tengan miedo de denunciar… lo van a pasar mal, van a tener problemas, pero no tengan miedo de denunciar, esa es la profecía de la vida religiosa…

·         Yo les comparto dos preocupaciones. Una es una corriente pelagiana que hay en la Iglesia en este momento. Hay ciertos grupos restauracionistas. Yo conozco algunos, me tocó recibirlos en Buenos Aires. ¡Y uno siente que es como volver 60 años atrás!Antes del Concilio… Uno se siente en 1940… Una anécdota, sólo para ilustrar, no es para reírse, yo la tomé con respeto, pero me preocupa; cuando me eligieron, recibí una carta de uno de estos grupos, y me decían; “Santidad, le ofrecemos este tesoro espiritual; 3.525 rosarios”. Por qué no dicen rezamos por usted, pedimos… pero esto de llevar las cuentas… Y estos grupos vuelven a prácticas y a disciplinas que yo viví –ustedes no, porque ninguno es viejo– a disciplinas, a cosas que en ese momento se vivían, pero no ahora, hoy ya no son…

La segunda es por una corriente gnóstica. Esos panteísmos… Las dos son corrientes de elite, pero ésta es de una elite más formada… Supe de una superiora general que alentaba a las hermanas de su congregación a no rezar en la mañana, sino a darse un baño espiritual en el cosmos, cosas así… ¡Me preocupan porque se saltan la encarnación! Y el Hijo de Dios se hizo carne nuestra, el Verbo se hizo carne, y en América Latina tenemos carne para tirar al techo! Qué pasa con los pobres, los dolores, ésa es nuestra carne…

El evangelio no es la regla antigua, ni tampoco este panteísmo. Si mirás a las periferias; los indigentes… ¡los drogados! La trata de personas… Ese es el evangelio. Los pobres son el evangelio...

·         (al reflejarle lo difícil de hacerse cargo de la Curia romana, y de la comisión de cardenales que lo apoyará, etc.) Y, sí… es difícil. En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también la hay, es verdad… Se habla del “lobby gay”, y es verdad, está ahí… hay que ver qué podemos hacer…

La reforma de la Curia romana es algo que pedimos casi todos los cardenales en las congregaciones previas al Cónclave. Yo también la pedí. La reforma no la puedo hacer yo, estos temas de gestión… Yo soy muy desorganizado, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante. Ahí está Rodríguez Maradiaga, que es latinoamericano, que lleva la batuta, está Errázuriz, son muy ordenados. El de Munich también es muy ordenado. Ellos la llevarán adelante.

·         Oren por mí… que me equivoque lo menos posible

·         Aparecida no terminóAparecida no es solo un documento. Fue un acontecimiento.
Aparecida fue algo distinto. Partiendo porque no tuvo documento de trabajo. Tuvo aportes, pero no un documento. Y al terminar tampoco tenía un documento, si el día anterior a terminar teníamos 2.300 “modos”… Aparecida envío a la misión continental. Ahí termina Aparecida, en el impulso a la misión.

Lo que tuvo Aparecida de especial es que no se celebró ni en un hotel, ni en una casa de retiros… se celebró en un Santuario mariano. En la semana celebrábamos la eucaristía y había unas 250 personas, porque era día normal de trabajo. Pero los fines de semana eso estaba lleno…! El pueblo de Dios acompañaba a los Obispos, pidiendo el Espíritu Santo…

Yo veía –lo nombro a él porque lo veo más estirado, más así, es bueno, pero es así– veía al prefecto, a João, que salía con su mitra, y la gente se acercaba, y le acercaban a los niños, y él saludaba, y los abrazaba así… Ese mismo obispo después votaba. ¡No puede haber votado igual que si hubiera estado en un hotel!

Teníamos las salas de reuniones debajo del Santuario. Así que la música de fondo eran los cantos, las celebraciones en el Santuario… Eso dio algo muy especial.

·         Hay algo que me preocupa, aunque no sé cómo leerlo. Hay congregaciones religiosas, grupos muy, muy pequeños, unas pocas personas, gente muy mayorNo tienen vocaciones, qué sé yo, el Espíritu Santo no quiere que sigan, quizá han cumplido ya su misión en la Iglesia, no sé… Pero ahí están, aferradas a sus edificios, aferradas al dinero… Yo no sé por qué pasa esto, no sé cómo leerlo. Pero les pido que se preocupen de esos grupos… El manejo del dinero… es algo que necesita ser reflexionado.

·         Aprovechen este momento que vivimos en la Congregación para la Vida Consagrada… Es un momento de sol… Aprovechen. El Prefecto es bueno. ¡Y el Secretario, que fue “lobbyado” por ustedes! No, en realidad, siendo el presidente de la USG, ¡lo lógico era que fuera él! Qué mejor

·         Pongan todo su empeño en el diálogo con los Obispos. Con el CELAM, con las conferencias nacionales… Yo sé que hay algunos que tienen otra idea de la comunión, pero… Hablen, conversen con ellos, díganles…

sábado, 8 de junio de 2013

La viudez de nuestra vida clama por Resurrección

Comentario al Evangelio del dia de hoy (EvDH)
Lc 7,11-17

"LLEVABAN A ENTERRAR AL HIJO ÚNICO DE UNA MUJER VIUDA...EL SEÑOR SE CONMOVIÓ..."
En una sociedad patriarcal y machista como lo era la sociedad judía en tiempos de Jesús, las mujeres viudas pasaban a constituirse en la porción pobre y olvidada de aquella sociedad. No tenían a ningún hombre que respondiera por ellas. Quedaban confinadas a vivir de la caridad y mendigando. Esta viuda no era una mujer que sólo había perdido a su esposo, sino que también había perdido a su hijo único. Es decir que no tenía realmente a nadie que pudiera apoyarla. La viuda además de pobre de dinero, también experimentaría la soledad; una soledad radical en aquel mundo regido por hombres. 
Jesús se compadece una vez más ante el sufrimiento humano. Su actitud es sincera y no es impostada. Se duele y se detiene frente a esa escena tan dramática: una mujer que despide a su hijo y que sabe que camina hacia una vida de soledad y hasta de pobreza, probablemente... Ella no necesitó pedir nada, ni siquiera decirle nada al Señor, sólo lloraba. Bastó que Jesús pusiera sus ojos en aquella escena para que captara la hondura del dolor que atravesaba a esa mujer. Ella con su pobreza, su dolor, su llanto. Ella con "su nada", frente al Dios de los vivos, que pasaba por allí. Sobran las palabras... 

"DESPUÉS SE ACERCÓ, TOCÓ EL FÉRETRO ...Y DIJO: JOVEN, YO TE LO ORDENO, LEVÁNTATE"
Jesús interviene en la escena, tocando el ataúd y llamando a la vida al hijo muerto. ¡Cuántas emociones deben haber pasado por el corazón de esa madre! Y qué motivos habrá tenido el Señor para intervenir en esa situación y no en tantas otras que debe haber vivido y presenciado. Ésta no era una viuda más, probablemente. O quizás este hijo, no era un hijo cualquiera. No lo sabemos. Lo que sí sabemos por la Palabra de Dios, es que el Señor le devuelve a la vida y dice la Escritura "se lo entregó a su madre". 

Nosotros hoy vivimos muchas viudeces en nuestras vidas, estemos casados o no. Vivimos momentos de nuestras vidas en las que nos sentimos solos, abandonados, infelices, olvidados. Signo de la viudez son el Duelo y la infecundidad, justamente porque estamos solos, es que nos sentimos solos y no podemos fecundar vida a nuestro alrededor. La viudez es más que la pérdida de un esposo o esposa. Es experimentar la muerte de una parte de nosotros. 

¡Cuántas viudeces cargamos en nuestras vidas! Hecha de soledades, dolores, frustraciones. Proyectos no logrados, amores no concretados, éxitos anhelados e inconclusos, seres perdidos en el camino de la vida y de los que no podemos desprendernos aún...
El hijo único de la mujer viuda, podría haber representado tranquilamente, la única seguridad afectiva, de apoyo y reconocimiento social que esa mujer pudo haber tenido en aquella sociedad. 

Tal como nos pasa a nosotros: que crecemos y fuimos educados toda una vida para construir seguridades y logros humanos, y aferrarnos a ellos cual si fueran hijos únicos para nosotros. Títulos, profesiones, empresas, Ministerios, bienes materiales, logros, ideas, y hasta nuestra propia experiencia de Dios, puede ser un hijo único para nosotros. Nos aferramos a ellos como si fuera nuestra única y más grande seguridad... hasta que de repente, plaf!!! le perdemos y todo se acaba. 

Jesús podía haber evitado la muerte de ese hijo quizás. Pero no, necesitó morir y después resucitar. Ese hijo único (emblema de la seguridad de nuestras vidas) necesitó morir como tal, para que el Señor tocara el féretro y lo llamara a la Vida. 
Nada dice el Evangelio acerca de cómo fue la vida de esta pequeña familia después de este hecho trascendente en sus existencias, pero sí podemos inferir que -con seguridad- no debe haber sido igual. Jesús llama a la vida a ese hijo y "se lo entrega a su madre" resucitado. La madre ya no era la madre de las soledades ni de las pobrezas opresoras, ni el hijo era la única seguridad existencial de aquella madre. 

Y todo ello, porque Jesús pasó por esas vidas: conmoviéndose, tocando y resucitando. 



Dejemos este domingo, que Jesús toque los ataúdes de nuestra vida, las muertes y los sin-sentidos, aquellos que están llenos de anhelos no cumplidos, soledades, dolores, y frustraciones, y permitamos y acojamos el "toque de Dios" en nuestras vidas para poder recibir con alegría lo nuevo, lo que fue transformado por el Señor, para que nuestra única seguridad sea Dios y sólo Dios. 
Amen...

ANÍMATE... Y compartí qué viudeces necesitas que Jesucristo toque hoy en tu vida.... 
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domingo, 2 de junio de 2013

Un Pan que da Vida...

Comentario EvDH: Jesús multiplica los panes...
Lc 9,11-17

"La multitud los siguió... Él los recibió y les habló del Reino de Dios, y devolvió la salud a los que tenian necesidad de ser curados..."
Jesús no pasaba desapercibido. Su presencia irradiaba algo poderosísimo que hacía que la gente le buscara y le siguiera. La misión de Jesús fue simple: hablar y vivir en absoluta y radical coherencia lo que desde siempre vivió con el Padre, con su Padre. Esa sencillez para hablar e irradiar a Dios fue cautivante para las personas de su época. Ese corazón tan tierno y compasivo, que hacía que nada pasara por alto: los recibe, el habla del Reino -que es la forma de hacerlos partícipe del proyecto del Padre- y cura sus dolencias y enfermedades...
Hasta aquí Jesús hace lo que muchos otros maestros podrían haber hecho. No hay nada de extraordinario en ésta sencillez cautivante.
Los Apóstoles, están preocupados por esa marea humana que está junto a ellos. ¿Qué comerán? ¿ Dónde dormirán? ¿Qué será de ellos? Es la genuina preocupación de estos hombres que se sienten responsables y le interpelan al Maestro. Jesús les lanza un desafío: "dénles de comer ustedes mismos".
A partir de aquí podemos ver a Cristo actuante y atento... Pide lo que ellos tienen (cinco panes y dos pescados) y hace ese signo maravilloso de la multiplicación del alimento que permite nutrir a esa inmensa multitud. Como milagro es un signo maravilloso de la divinidad de Jesús y de su poder y su amor incomensurable. No hay dudas de ello.
También Jesús quiere decirnos algo hoy a nosotros...
Nuestro mundo busca a Dios, y permanece hambriento y con sed de descanso y de paz profundas. Nosotros también, como los apóstoles, le interpelamos muchas veces al Señor... Y Jesús hoy nos viene a lanzar el mismo desafío a nosotros: "dénles de comer ustedes mismos".
¿Cuáles son nuestros cincos panes y dos pescados?...   ¿Cuáles son aquellas cosas que tenemos como seguridades propias pero que sentimos que no nos alcanzan para saciar la sed de nuestros hermannos?
No importa qué cosas sean. Jesús hoy no viene a reclamarnos algo. Todo lo contrario, quiere mostrarnos ese hermoso (y a veces inexplicable) camino que ha elegido para relacionarse con nosotros. Hacer todo a medias. Es la historia de un amor tan profundo que quiere hacer alianza con el hombre y quiere escribir una historia de a dos. Jesús podría haber materializado el alimento para esa multitud, pero no. Eligió usar los cinco panes y los dos peces que ellos ya tenían. Porque para Dios nosotros somos importantes. No somos simples receptores de su divinidad y su salvación. Somos hijos amados desde siempre, y todo lo que nos pasa, lo que tenemos y vivimos es materia prima que el Señor utiliza para transformarla en comunión de amor, que es semilla de salvación...
"Bendito seas Señor Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; el será para nosotros pan de vida..." reza el sacerdote en la liturgia eucarística... 
Este pan que fue multiplicado por el Señor, es signo del Pan de Vida a través del cual ha elegido quedarse con nosotros: La Eucaristía. Ese pedazo de pan, simple y sencillo, accesible a todos, disponible para todos, que esconde la presencia real del Señor. Su cuerpo entregado y su sangre derramada en la cruz, hoy en esta fiesta del Corpus Christi, se une a nuestra vida que nosotros, como los discipulos con sus panes y sus peces, se lo entregamos para que Él lo transforme en comida de Vida Verdadera.