viernes, 31 de mayo de 2013

EL AMOR QUE SANA . . . (Una linda historia testimonial)

EL ARCA es un comunidad fundada por Jean vanier. En ellas, se busca acoger a las personas con discapacidad, dándoles un lugar en el mundo, rescatando su don y ayudándolos a que lo descubran y donen, y estableciendo relaciones de comunión, amistad y fraternidad.
Es una hermosa obra, fruto del Espíritu y que está desplegada en muchos países.
Aqui les comparto un video difundido por el Arca Argentina, acerca de la historia de Marquitos. 
Tómense unos breves minutos y véanla. Es pura esperanza, amor y confianza... Podrán escuchar y leer fragmentos de pensamientos de Jean Vanier. 
Nos ayuda a renovar la esperanza de vivir un mundo mejor... 
NO SE LO PIERDAN...!!!!!!!!!!!



lunes, 27 de mayo de 2013

Ninguna puerta debe estar cerrada en la Iglesia para los que sufren



Homilía del Papa del lunes 27 de mayo de 2013
Fuente: Radio María Argentina

"Para seguir a Jesús debemos despojarnos de la cultura del bienestar y del encanto por lo temporal". Esta fue la idea principal del Papa Francisco durante la homilía de la misa presidida en la Casa Santa Marta. Subrayó también que debemos" hacer un examen de conciencia sobre las riquezas que nos impiden acercarnos a Jesús".
Jesús pide a un joven que dé todas sus riquezas a los pobres y le siga, pero este se va triste. El papa ha desarrollado la homilía partiendo del famoso episodio narrado en el evangelio de hoy. Sobre esto, ha subrayado que "las riquezas son un impedimento", que "no hacen fácil el camino hacia el Reino de Dios”. Además, advirtió, "Cada uno de nosotros tiene sus riquezas, todo el mundo." Siempre hay, dijo, una riqueza que “nos impide caminar cerca de Jesús".
“Todos debemos hacer un examen de conciencia sobre las que son nuestras riquezas, porque nos impiden acercarnos a Jesús en el camino de la vida", dijo Franciso. El Papa se refirió a dos "riquezas culturales": primero, la "cultura del bienestar, que nos hace poco valientes, nos hace perezosos, incluso nos vuelve egoístas". El bienestar "nos adormece, es una anestesia".
"No, no, no más de un hijo, porque no podemos tomar vacaciones, no podemos ir a tal sitio, no podemos comprar la casa. Es bueno seguir al Señor, pero hasta cierto punto. Esto es lo que hace el bienestar: todos sabemos bien cómo es el bienestar, pero este nos lleva hacia abajo, nos quita el coraje, aquel coraje fuerte para caminar cerca de Jesús. Esta es la primera riqueza de nuestra cultura actual, la cultura del bienestar".
También hay, agregó, "otra riqueza en nuestra cultura", una riqueza que nos "impide caminar cerca de Jesús: es el encanto por lo temporal". Nosotros –dijo, estamos "enamorados de lo temporal". Las "propuestas definitivas" que nos hace Jesús, "no nos gustan". En cambio lo temporal nos gusta, porque "tenemos miedo del tiempo de Dios" que es definitivo:
"Él es el Señor del tiempo, nosotros somos los amos del momento. ¿Por qué? Porque en el momento que somos los amos: hasta aquí sigo al Señor, luego veré... He oído hablar de alguien que quería ser sacerdote, pero por diez años, no más... Cuántas parejas, cuántas parejas se casan, sin decirlo, pero en su corazón está: «mientras dure el amor y luego veremos…». El encanto de lo temporal es una de esas riquezas. Tenemos que convertirnos en dueños del tiempo. Estas dos riquezas son las que en este momento nos impiden seguir adelante. Pienso en tantos, tantos hombres y mujeres que han dejado su tierra natal para ir como misioneros toda la vida: ¡esto es algo definitivo!"
Pienso en tantos hombres y mujeres que "han abandonado sus hogares para construir un matrimonio para toda la vida", aquello es "¡seguir a Jesús de cerca! ¡Es algo definitivo!". Lo temporal, reiteró el papa Francisco, "no es seguir a Jesús", es "nuestro territorio":
"Ante la invitación de Jesús, frente a estas dos riquezas culturales pensemos en los discípulos: estaban desconcertados. Nosotros también podemos estar desconcertados por este discurso de Jesús. Pidamos al Señor que nos dé el coraje para seguir adelante, despojándonos de esta cultura del bienestar, con la esperanza --al final del camino, donde Él nos espera-- puesta en el tiempo. No con la pequeña esperanza del momento, que ya no sirve".

domingo, 26 de mayo de 2013

FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Hoy estamos celebrando la Fiesta de la Santísima Trinidad. Aquel misterio tan difícil de entender para los cristianos, ¿cómo es que Dios es tres personas distintas sin dejar de ser uno? 

Misterio insondable que nos es revelado sólo al corazón y por medio del Espíritu Santo...

"TODAVÍA TENGO MUCHAS COSAS QUE DECIRLES PERO USTEDES NO LAS PUEDEN COMPRENDER" 
"Entender" es una posibilidad que nos es dada gracias a nuestra inteligencia humana. Nuestras capacidad como seres racionales, nos posibilita entender racionalmente la realidad, analizarla, interpretarla y juzgarla. Pero "comprender" es algo muy distinto. Para comprender hace falta poner el corazón en movimiento. Es necesario que el corazón se disponga a la escucha y a la acogida de aquello que se me presenta. Nada puedo hacer con mi inteligencia. No hay nada para interpretar o para juzgar. Sólo cabe comprender, y eso es una tarea del corazón. Por eso Juan utiliza este verbo. Porque en la Trinidad no hay nada que entender, sólo podemos comprender...  Tenemos que desprendernos de nuestra necesidad de entender con nuestra pequeña y limitada capacidad a Dios. Sólo así podremos empezar a ingresar en el misterio de la Trinidad.

Necesitamos recibir al Espíritu para poder comprender. Nuestro corazón humano está atravesado por muchas y diferentes situaciones que le limitan en su mirada. Nos cuesta acoger, porque tendemos a juzgar y a interpretar. Por eso la invitación que Jesús nos hace hoy es  abrirnos al Espíritu para que sea Él quien infunda en nuestros corazones la gracia de comprender el misterio "inentendible" de la Santísima Trinidad.

"CUANDO VENGA EL ESPÍRITU DE LA VERDAD, ÉL LOS INTRODUCIRÁ EN TODA LA VERDAD". 
Sólo Dios, a través del Espíritu Santo puede concedernos la gracia de entrar en la comprensión profunda y contemplativa de la Trinidad. 
¿Y qué es la Trinidad? Es el corazón mismo de Dios. Es el misterio donde descansa y vive todo el Amor de Dios. Ese Amor es el que alimenta y perfecciona el Ser mismo de Dios, y a la vez, es el mismo Amor que se irradia a todo lo creado. Todo fue creado, redimido y es santificado en el día a día por la Trinidad. Dios (en la Trinidad) es quien sostiene nuestras vidas cada día en el existir... 
Por eso comprender la Trinidad es como una relación de enamorados. Es el encuentro de dos corazones que se comunican algo que sólo ellos pueden darse: Amor. Ese amor es lo que permite descubrir al otro, conocerle en lo profundo y consolidar cada día ese vínculo entrañable...Bastan las miradas y el deseo de darse a conocer al otro y de recibirle y acogerle en su intimidad. No hay mucho que entender. Y si hay algo que requiere ser entendido, es supeditado a lo que llama a ser amado. Prima el amor por sobre todo. 

La Trinidad es puro Amor, y como tal, busca la fecundidad. Por ello el amor trinitario no es un amor ensimismado ni egoísta que se encierra en sí mismo. Todo lo contrario: busca fecundar y dar vida.  Por el bautismo, los cristianos hemos sido incorporados -por medio de Jesucristo- a la Trinidad, y de ésta forma Dios vive en mí y en cada bautizado. Este vivir de Dios en mí, hace que ese Amor que me habita, también busque ser fecundo y dar vida en otros. Esa sed de amar que todas las personas tenemos, es obra de la Trinidad en nuestras vidas, es fruto de lo que Dios hace en mí. Por eso, no sólo Dios vive en mí, sino que yo también -como bautizado- vivo en Dios
El amor genuino y puro, el que desea entregarse y plenificarse en el servicio a los demás, el que desea realizarse en la eternidad, son los latidos del corazón de Dios que, estando pegados al nuestro - como hacen los enamorados-, nos empujan a ser cada día más trinitarios.

jueves, 23 de mayo de 2013

Comentario EvDH


Por Fray Wilson Ossa B. ocd  




FUEGO CONTRA FUEGO
“Al infierno, donde el gusano que los atormenta no muere y el fuego no se apaga”(Mc 9)


Desechada toda comprensión del infierno como lugar de tormento y asumido más bien como el estado del alma donde definitivamente no se alcanza el cielo, la comunión con el Espíritu de Dios, comprendemos el infierno como el estado consecuente de los apegos a los bienes inferiores a Dios. Creada por Dios para estar en comunión con El, la criatura, se aferra voluntariamente a bienes del mundo a sí mismo y en ese apego gana renovado dolor: “ No confíes en tus riquezas ni digas “soy poderoso” no confíes en tus fuerzas para seguir tus caprichos, no sigas tus antojos y codicias ni camines según tus pasiones”…porque este es el camino de los hombres que confían en sí, son un rebaño que conduce la muerte y su destino es el abismo” (Sal 48)

Los apetitos y pasiones humanas mientras no están encausados hacia Dios puramente producen el efecto del enamoramiento que enceguece y atormente, enflaquece y entibia, y ante el temor de perderlo la ansiedad y ante el deseo de conseguir más de él nace en el alma la desazón. Tarde o temprano nos encontraremos con el Creador y el apego a los otros bienes nos producirán un efecto de odio ante al que nos los quita (aunque realmente son de Dios) este odio aumentado y vivido eternamente es muy cercano a la descripción del estado que conocemos como infierno.

De dos maneras pena el que cumple el apetito, en desasirse y después de desasirse en purgarse de lo que se le pego", dice San Juan de la Cruz”. Los apetitos y pasiones solo se pueden vencer con apetitos y pasiones mayores, así para cortar un apego, para cortar un vicio, se requiere cortarlo de raíz: podemos cortar una mano, un pie, aun las partes íntimas, como algún santo teólogo, pero la raíz del pecado quedará, el impulso que nos lleva a apoyarnos en nosotros mismos. Arrancar de raíz el pecado solo puede ser producto de un ansia inflamada de amor por Jesús crucificado, en acoger el deseo inmenso con el que El en su pasión nos amó. Este efecto de afición, de acogida a este amor, se transforma en poder del Espíritu Santo, que es quien realmente puede cortar de raíz las ataduras de la muerte.

Jesús descendió a los infiernos, con su pasión de amor, lleno del espíritu Santo bajó al sepulcro, a lo hondo de nuestra separación con Dios a anunciar a los que vivíamos atormentado por las pasiones y conducidos a la muerte eterna que estábamos hechos para recibir la pasión de amor de Dios por nosotros. Desde entonces, de parte de Dios no hay infierno, solo ocurre esto cuando nos cerramos al amor de Dios en Jesús crucificado.


domingo, 19 de mayo de 2013

                    PENTECOSTÉS

COMENTARIO AL EvDH 
Jn. 14,15-16, 23-26

"Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos,
y yo rogaré al Padre y les dará otro Paráclito para que siempre esté con Ustedes..."

El Señor, antes de partir definitivamente para volver al Padre, se despide de sus amigos. Les promete que nunca estarán solos, porque Él y su Padre, les enviarán su Espíritu. 
Es la promesa de una vida nueva. Ya no gozarán de la presencia de Jesús, con quien comían, caminaban y conversaban. Ya no tendrán esa presencia cercana y amiga...ese gozo se convertirá en ausencia. 
Pero una ausencia que no será nunca soledad. Será una ausencia habitada, sostenida y plenificada por el Espíritu Santo. El Espíritu es Aquella Presencia misteriosa y fundante en nuestra vida, que nos ayuda a caminar mientras somos conscientes que estamos habitados por la ausencia física y visible del Salvador, con quien nos encontraremos pronto. "No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes...". El Espíritu está ya HOY entre nosotros, y sostiene nuestros corazones entre tantos y tantos ajetreos y contradicciones, entre los conflictos y la búsqueda incesante de paz que se abre en el mundo cada día. Él está entre nosotros. Su presencia es alegría, gozo interior, paz, deseos de comunión con Dios,  amor por los demás, capacidad de perdonar a quienes nos han herido, docilidad cada vez más radical a lo que Dios sueña para mí y para mi vida....

El Espíritu Santo es el responsable de todo lo bueno que pasa en el mundo, por grande o por pequeño que sea. Está en el corazón de toda persona de buena voluntad que trabaja por el bien de sus hermanos. Está allí en el anhelo de todos los que no renuncian a trabajar por la paz cada día, a pesar de que el odio siga generando divisiones y guerras en el mundo. Está en la vida que renace cada día, aún en medio de un mundo inmerso en la muerte y la destrucción. El Espíritu Santo sostiene el mundo, cada día, a cada minuto, cada segundo... Sin su presencia y su ayuda, ya todo habría terminado. 


Ésta es la razón de nuestra esperanza... sabemos que no estamos solos. Que -como compartíamos en unas publicaciones anteriores- Dios vive en mí, y en cada hermano y hermana, y eso es posible gracias a que el Espíritu de Dios sigue soplando su aliento de vida y de amor sobre mí y sobre vos, en cada segundo de nuestras existencias. "El que ama será fiel a mi Palabra, y mi Padre lo amará; iremos a Él y habitaremos en Él". 

"Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes" 
¡Qué difícil debe haber sido para los discípulos entender estas palabras...! Jesús les anticipa las gracias que el Espíritu les regalará... Una nueva comprensión de las cosas... 
Los discípulos, como nosotros hoy, estamos habituados a vivir con nuestras propias fuerzas. Por eso nos cansamos, nos ponemos de mal humor, nos sentimos agobiados y a veces hasta renegamos de la vida que nos tocó. Hoy Jesús, viene a decirnos que ninguna vida es dura, o vacía o inútil si es vivida en clave de docilidad al Espíritu Santo, que es quien ordena todas las cosas para nuestro bien. Es Él quien nos permite vivir unidos a Dios, uno y trino,  y en quien todo adquiere sentido y realización. El Espíritu viene a plenificarnos, a hacernos felices, en medio de las circunstancias de vida que nos toquen, pero no como quien se droga para no ver la realidad. El Espíritu de Dios viene a agudizar nuestros sentidos, para  mirar más allá y poder entrever lo que Dios está tejiendo en silencio en nuestra historia, y ésa es la causa de nuestra felicidad: estar en las manos de un Padre bueno, que nunca, nunca, nunca... abandona la obra de sus manos....

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VEN ¡ESPIRITU SANTO!


Lléname desde el comienzo de mi existencia

de la gracia de la resurrección.
Abre mi corazón para saber recibir y dar este amor.
Armoniza mi espíritu, mi alma y mi cuerpo.
Ubica mis emociones, mis sensaciones y mi sexualidad.
Llena todo los vacios de ternura paternal y maternal.
Dame la gracia de elegir la vida.
Abre mi ser a la alegría y a la recepción del otro.
Dame un corazón que perdone con facilidad
y el deseo de desprenderme de las frustraciones
y los deseos de venganza.
Abre mi corazón al amor paternal de Dios
y a la simplicidad de aceptar la vida tal como es. 
¡Espíritu Santo! 
Que tu gracia abundante se derrame en mi corazón
y acepte mi lugar de criatura
y reconozca los beneficios
que recibo de mi creador. Amén.
Nelly Astelli Hidalgo












jueves, 16 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del día de hoy (EvDH) 16/05/13
Jn 17,20-26

"QUE TODOS SEAN UNO: COMO TÚ PADRE, ESTÁS EN MÍ Y YO EN TÍ, QUE TAMBIÉN ELLOS SEAN UNO" 
Jesús pide al Padre el don de la Unidad. Él conoce el corazón humano y sabe de sus contradicciones y su malicia, fruto del pecado original, y por eso mismo sabe que no hay otro camino posible para vivir y hacer realidad su proyecto del Reino, que no sea la unidad. 
Muchas veces he interpretado este trozo de la Palabra de Dios, como un imperativo (sean uno...). Sin embargo, hoy advierto que antes de trabajar en el esfuerzo de la unidad, debo partir de reconocer algo esencial, fundante para mi vida. Algo que no es menor; más aún quizás el misterio de los misterios de mi vida: Dios vive en mí. La Trinidad Santa vive y mora en mi interior. Dios es uno conmigo, aún cuando yo no caiga en la cuenta de ello. Dios vino a quedarse y a poner su morada en mi corazón y en mi vida y nada, ni nadie podrá echarlo de allí; sólo yo con mi decisión libre, deliberada y radical. Mientras tanto, Dios vive en mí y es uno conmigo. ¡QUÉ MISTERIO DE AMOR MÁS PROFUNDO..! La unidad antes que un imperativo (seamos uno con los hermanos...) es un indicativo (Dios uno y trino ya vive en mí y hoy es uno conmigo...) y sólo como consecuencia de ésta realidad de la vida de todo cristiano, es que estamos llamados a ser uno con los demás  Es decir, a irradiar esa vida de Dios en nosotros hacia afuera...Es la experiencia de Jesús que hoy narra San Juan, esa unidad íntima de amor que vive con su Padre, hace que se proyecte como deseo de compartirnos esa sed de unidad divina a nuestra humanidad. 
¡Cuántas preocupaciones se desvanecen al caer en la cuenta que Dios vive en nosotros..! ¡Cuántos esfuerzos y luchas se vuelven inútiles y estériles..! Sólo una actitud y una respuesta emergen ante tan grande don: el amor. 

"LES DÍ A CONOCER TU NOMBRE, Y SE LO SEGUIRÉ DANDO A CONOCER, PARA QUE EL AMOR CON QUE TÚ ME AMAS ESTÉ EN ELLOS, Y YO TAMBIÉN ESTÉ EN ELLOS"
El Amor de Jesús no es cualquier amor. No es sometimiento, ni posesividad. Tampoco es una invitación a la alienación, la sumisión o el servilismo. El amor de Jesús es diferente, es especial. Connota dos impulsos muy profundos: es unificante y unificador. Es una experiencia que nos ayuda (interiormente) a superar las dispersiones y fragmentaciones, para unificarnos en esa experiencia de aceptar y recibir ese amor. Es una invitación a la experiencia más profunda de gratuidad: somos amados sólo porque Dios así lo quiere
¿Hay algo más gratuito que el amor? El rostro del amor de Jesús, que nos muestra el Evangelio tiene dos dimensiones: UNIDAD y TRASCENDENCIA. Porque somos uno, desde esa experiencia de ser uno con Dios, es que podemos salir de nosotros mismos y trascender nuestras barreras humanas para encontrarnos con los demás y tender puentes de unidad. El camino inverso (buscar la unidad con los hermanos primero, para lograr la unidad con el Creador luego) sería un camino hecho de voluntarismo.

DANOS SEÑOR LA GRACIA DE ACEPTARTE EN NUESTRAS VIDAS PARA RECONOCERNOS UNO CON VOS, Y PROYECTAR ESA EXPERIENCIA PROFUNDA Y TRANSFORMADORA EN LA VIDA DE CADA DÍA CON NUESTROS HERMANOS...

martes, 14 de mayo de 2013

UNA HERMOSA HISTORIA  

Hijos del mismo Dios


"Tambien esta tarde es Abderraman quien me acompaña al eremitorio para la adoración: 200 mts que recorremos juntos, tomados de la mano y hablando del tiempo. ¿Sabes quien es Abderraman? Es un muchachito musulman de 8 años. En realidad no es posible saber exactamente su edad porque aquí no existe un registro civil y nadie toma nota del nacimiento de un niño; por eso pocas personas conocen su edad con precisión.
Abderraman no va a la escuela, aunque hay una mas allá de Oued, frecuentada por los europeos y por los hijos de algunos morabitas, los comerciantes del lugar. No va a la escuela, porque su padre Aleck no le deja ir.
"Aleck" le pregunto yo, "por qué no envías a tus hijos a la escuela?". Aleck me mira profundamente y me dice :"Hermano Carlos, no mando a mis hijos a la escuela porque se hacen malos. Mira a los niños que van a ka escuela : no rezan, ya no obedecen y solo se preocupan de vestir bien".
El sol se ha puesto y el aire se ha vuelto fresco, propicio para pasear. Siempre tenemos muchas cosas que contarnos con Abderraman porque nos queremos bien. Todas las mañanas me lo encuentro delante de la celda esperando que yo termine la meditación. Frecuentemente tomamos juntos el té; y él me dice que le gusta mucho el pan que yo hago. Abderraman siempre tiene apetito, pero nunca me pide nada: soy yo quien debe adivinarlo.
Esta tarde está serio y a duras penas responde a mis preguntas. Comprendo que tiene algo importante que decirme y que no se atreve.
Pero sé que no tardaré en saberlo, porque entre ambos no hay secretos.
- "Abderraman que te pasa esta tarde? ¿Por qué no me hablas?
Silencio
- ¿No has comido nada?
Silencio
- ¿Te ha pegado tu padre?
Silencio
- ¿Se te ha escapado el pajarito de la jaula?
Silencio
- "Pero habla Abderraman; abre el corazón a tu amigo, el hermano Carlos"

Abderraman rompe a llorar y su cuerpo se contorsiona y contrae.
Es un espectáculo verlo llorar; lo hace con ganas y las lágrimas, después de haber regado el rostro, continúan su marcha sobre el pecho y sobre el vientre.
Ahora soy yo quien hace silencio. Le apriento la mano fuerte en señal de afecto.

Abderraman me dice: 
- " Lloro porque tú no te haces musulmán".
Yo exclamo:  - "Oh, y por qué debo hacerme musulmán? Abderraman yo soy cristiano y creo en Jesús. Yo ruego como tú al Dios que creó el cielo y la tierra y nuestras oraciones van al mismo cielo, porque sólo hay un Dios. Y mi Dios es tu Dios. Es El quien nos ha creado, nos alimenta y nos ama..."

- "No, no" me grita Abderraman. "Si no te haces musulmán, iras al infierno como todos los cristianos... Me lo ha dicho el maestro de la escuela coránica, que todos los cristianos van al infierno, y yo no quiero que tú vayas al infierno".

Hemos llegado juntos al eremitorio y Abderraman se detiene. Nunca fue mas allá. Siempre se ha quedado a una decena de pasos de aquella construcción y ni por todo el oro del mundo entraría, como si allá dentro hubiera alguna cosa misteriosa y diabólica prohibida a los pequeños musulmanes. El amor que me tiene, y es mucho, siempre ha chocado contra este muro que nos divide y que esta tarde toma un nombre tan tremendo: infierno... 

- "No Abderraman, Dios es bueno y nos salvará a los dos; y salvará a tu padre, y todos iremos al paraíso. No creas que por el solo hecho de que yo sea cristiano voy a ir al infierno como yo no creo que tú iras allá porque eres musulmán. Dios es tan bueno!... " "Vete a casa a hacer tus oraciones y al terminar di a Dios, como yo también lo haré, «Señor, haz que todos los hombres se salven»".


Entro triste al eremitorio, en esta pequeña construcción de barro, edificada por el mismo Charles de Foucauld, que quiso que le llamaran el Hermanito universal y que murió asesinado por la ignorancia y el fanatismo de los hijos de la misma tribu de Aleck y Abderraman. Esta tarde me costará orar. ¡Qué tumulto de pensamientos ha despertado en mi el pequeño amigo! ¡Pobre pequeño Abderraman! También tú eres víctima del fanatismo, del celo intempestivo de los llamados «hombres de Dios», de los religiosos que enviarían al infierno a la mitad del género humano, sólo porque «no son de los suyos». Qué doloroso es todo esto! ¿Como es posible que esto suceda? ¡ Que el hilo de amor que me une a mi hermano sea roto por el presunto «celo por Dios». Que la religión, en vez de ser motivo de unión, se convierta en trinchera de muerte o, por lo menos, de odio inconfensado. Mejor es no tener religión que divide. ¡Mejor palpar en la oscuridad que poseer una luz semejante! 

Autor: Carlo Carretto, en "Cartas del Desierto".

lunes, 13 de mayo de 2013

"Hay en cada uno de nosotros, lo sabemos bien, un ser ávido de celebridad y de poder, o un fondo de depresión, de tristeza, de "todo me importa un bledo", "todo me da lo mismo". Y esto es así, ya sea que nos seduzca la riqueza o el deseo de que nos conozcan y nos quieran, o que seamos seres depresivos, tristes, que van en busca de compensaciones. Y toda nuestra vida tiene que ser una transformación progresiva de nuestra conciencia, para ir entrando poco a poco en la conciencia del Padre. La conciencia del mundo me lleva a relacionarlo todo conmigo: me hace ver a los demás únicamente en función de mí; y hace que les utilice; me hace levantar a mi alrededor barreras de temor y de miedo. Jesús vino a hacernos pasar de la conciencia en donde busco mi propio yo, "mis" riquezas, "mi" gloria, "mi" poder" (donde intento demostrar algo y donde soy incapaz de mirar a los ojos de mi hermano herido, porque todo lo reduzco a mi yo egocéntrico), a una conciencia nueva, que es la certeza de que soy llevado en las manos de mi Padre.
Entonces ya no necesito probar nada; ya no necesito tener miedo a la soledad, a la muerte o a mis propias debilidades".


Jean Vanier, No temas amar, P 20

domingo, 12 de mayo de 2013

DOMINGO 12 de mayo de 2013 
FIESTA DE LA ASCENSION DEL SEÑOR
Lc 24,46-53

"USTEDES SON TESTIGOS DE ESTO"
Jesús, el Maestro, el compañero de camino de los apóstoles, sube con el Padre. Es hora de partir, y de abandonar la misión en la que Él lo ha dejado todo. Él es Dios, por lo tanto sabe las dificultades y los conflictos que tendrá cada uno de sus amigos, y también los que hoy tenemos en la Iglesia... Sin embargo, tiene este último gesto de humildad: les confía la misión, "su misión", en la que dejó su vida misma: "en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados..."

"MIENTRAS LOS BENDECÍA, SE SEPARÓ DE ELLOS Y FUE LLEVADO AL CIELO" 
Jesús no sólo respeta la libertad del hombre, sino que también la ama. Ama en toda su expresión la libertad humana, porque sabe que es un don inestimable que su Padre ha confiado a cada ser humano. 

Los bendice y se separa de ellos. Así de simple y de sencillo. No hizo alardes, no hizo discursos. Volvió con el Padre y asumió el final de su tarea. Ya lo había dado todo, ya lo había hecho todo, incluso dar la vida... Sólo queda esperar..." LES ENVIARÉ LO QUE MI PADRE LES HA PROMETIDO...PERMANEZCAN EN LA CIUDAD.." Él sabe que ahora se iniciará una nueva etapa en la vida del mundo y de la Iglesia, porque ya todo ha cambiado. Será la Era del Espíritu, quien sostendrá y rociará el mundo cada día con su presencia.... 

"LOS DISCÍPULOS QUE SE HABÍAN POSTRADO DE ÉL, VOLVIERON A JERUSALEN CON GRAN ALEGRÍA"
Es curioso cómo las personas cuando experimentamos la pérdida de un ser querido, quedamos sumidos en el dolor y la contrariedad. Los afectos humanos son hermosos y también posesivos. Sin embargo, los discípulos que ven cómo se va su Amigo, su Maestro, aquel que cambió radicalmente sus vidas, no sólo no se entristecen, sino que "se alegran". Jesús que acaba de decirles que esperen y permanezcan en la ciudad. Se va dejándoles el gozo de una vida nueva, de La Vida Nueva. Ellos son hombres y mujeres libres, que han sido transformados para siempre por el amor de Cristo, y que ya han comprendido la consigna: VIVIR EN CLAVE DE DOCILIDAD ABSOLUTA AL AMOR DE DIOS. Es el legado del Hijo que se va, y es la invitación del Espíritu que vendrá en breve, pero que ya vive en sus corazones, y por la que ellos pueden vivir esa alegría a pesar de la pérdida del Maestro.
Ven Espíritu Santo, ven...